Participar: tomar parte en algo; recibir una parte de algo; compartir; tener parte en una sociedad o negocio o ser socio de ellos; dar parte, noticiar, comunicar. No es tema baladí éste, no.
Por ello, la “participación ciudadana” es tomar parte en un proyecto de ciudad de una manera veraz, eficaz y significativa.
No dejar relegar esta, al mero hecho (cada año que pasa más alienado) de depositar un voto en una urna, y dejarnos secuestrar luego por los políticos, durante cuatro largos años, renunciando a hacer valer nuestra opinión clara y diáfana EN LOS TEMAS IMPORTANTES que van a afectar a nuestras vidas a lo largo de décadas.
La participación ciudadana es la clave de una sociedad viva, libre y pujante, que es protagonista de su propia historia, y no se deja secuestrar por los especuladores de todo tipo: políticos, económicos, sociales, culturales,….etc.
No es tema baladí, no. Es la garantía de que las cosas van a seguir siendo como deseamos que sean, independientemente de quienes estén en el poder y “a pesar de ellos”.
No se trata de restar legitimidad ni facultad a quienes fueron elegidos, democráticamente, para formar parte de los órganos que han de tomar, en última instancia, las decisiones correspondientes, en toda sociedad democrática y moderna. No. Se trata, de hacer oír la voz del ciudadano dentro del proceso de la toma de decisiones. Para lo que es necesario unirse, asociarse en organizaciones ciudadanas, para tener fuerza y representatividad: vertebrando así la sociedad civil dentro del Estado, de la Comunidad Autónoma o del Municipio.
No es cuestión baladí, no. Porque al fin y al cabo, somos los ciudadanos quienes mejor conocemos nuestras necesidades y lo que esperamos de la sociedad y, muy concretamente, de nuestra ciudad, por ser lo más cercano a nuestra vida cotidiana.
No es por casualidad que, los políticos (y todos los que ocupan cualquier cargo o puesto en la administración), no quieran ni oír hablar de la participación ciudadana. ¿Cuántos Directores de Centros educativos, por ejemplo, no gritan “va de retro…”, cuando oyen mencionar a la AMPA? Y, ¿qué no dirán los gerifaltes de Urbanismo del Excmo. Ayuntamiento de mi amado Motril, cuando sepan que estamos criticando su desgobierno (por el momento sólo haremos mención a eso), tan caótico y chapucero en esta área municipal?
Los políticos se llevan la palma en este asunto, como en otros. Allá por el comienzo de los 80, un querido (a pesar de todo) Alcalde motrileño, convocó en la Biblioteca de la Rambla de Capuchinos unas reuniones, decían ellos (el equipo de Gobierno) que, “para dar explicaciones de políticas municipales”. La realidad era muy distinta: no tenían verdaderos “baluartes políticos” ni personal preparado y experto en las diversas áreas del partido (como ahora tampoco los tienen), y en esas reuniones pretendían captar personas con inquietudes y conocimiento de los temas. La experiencia no les resultó tal como esperaban, ya que en vez de quedar como “listillos” y “salvadores” de Motril, quedaron bastante en evidencia por su inoperancia y desconocimiento de los asuntos. Naturalmente, sólo se convocaron dos reuniones de aquellas. A la tercera, no aparecieron los representantes del Consistorio. “¡Participación Ciudadana, para qué!”. Gritaron. Lo que me recuerda aquella otra de Lenin: “Libertad, para qué”. Y es que, los políticos “al uso” sólo quieren el poder. El poder, para disfrutar del poder. El poder, para tomar decisiones en nuestro nombre, sin contar con nuestra opinión. El poder, para mandar más y más. Para beneficiarse ellos. El poder para poder jugar a “los poderosos”. El poder sobre las cosas... y sobre las personas.
Por ello, queridos amigos, que en las últimas fechas habéis venido ANIMÁNDOME para participar en política, no voy a negaros que participar en el poder es importante, si, para hacer cambiar las cosas. Pero, “…participar por participar…, si hay que participar se participa…, pero participar por participar”. Quiero decir, participar sin cambiar las estructuras… Quitar a unos para ponernos otros…, no resuelve nada. ¿Cuánto tardaríamos en creernos otros “listillos” como aquellos de los 80, o como los de ahora, ignorando la opinión de los ciudadanos y despreciando sus auténticas necesidades? Y, fijaros, amigos: por muy honrados y leales a los ciudadanos que sigan siendo los mejores políticos que podamos imaginar…, las personas vienen y van…, y las Instituciones siguen ahí durante generaciones (eso deseamos). Y, si las estructuras no cambian, no habremos conseguido nada, porque otros vendrán que destrozarán lo que hayamos hecho.
Por eso, la PARTICIPACIÓN CIUDADANA no es tema baladí. No. Es necesario liberar del secuestro al que los políticos la tienen sometida. Fomentar, informar, invitar a los ciudadanos a constituir asociaciones cívicas, culturales, deportivas, sociales, y animarles a conquistar un espacio para dejar oír su voz, en un proyecto de ciudad compartido, participado. Sólo así podremos disfrutarla y amarla de verdad. Sólo así, tendría para mí sentido la política.
F. Antonio Reyes
Por ello, la “participación ciudadana” es tomar parte en un proyecto de ciudad de una manera veraz, eficaz y significativa.
No dejar relegar esta, al mero hecho (cada año que pasa más alienado) de depositar un voto en una urna, y dejarnos secuestrar luego por los políticos, durante cuatro largos años, renunciando a hacer valer nuestra opinión clara y diáfana EN LOS TEMAS IMPORTANTES que van a afectar a nuestras vidas a lo largo de décadas.
La participación ciudadana es la clave de una sociedad viva, libre y pujante, que es protagonista de su propia historia, y no se deja secuestrar por los especuladores de todo tipo: políticos, económicos, sociales, culturales,….etc.
No es tema baladí, no. Es la garantía de que las cosas van a seguir siendo como deseamos que sean, independientemente de quienes estén en el poder y “a pesar de ellos”.
No se trata de restar legitimidad ni facultad a quienes fueron elegidos, democráticamente, para formar parte de los órganos que han de tomar, en última instancia, las decisiones correspondientes, en toda sociedad democrática y moderna. No. Se trata, de hacer oír la voz del ciudadano dentro del proceso de la toma de decisiones. Para lo que es necesario unirse, asociarse en organizaciones ciudadanas, para tener fuerza y representatividad: vertebrando así la sociedad civil dentro del Estado, de la Comunidad Autónoma o del Municipio.
No es cuestión baladí, no. Porque al fin y al cabo, somos los ciudadanos quienes mejor conocemos nuestras necesidades y lo que esperamos de la sociedad y, muy concretamente, de nuestra ciudad, por ser lo más cercano a nuestra vida cotidiana.
No es por casualidad que, los políticos (y todos los que ocupan cualquier cargo o puesto en la administración), no quieran ni oír hablar de la participación ciudadana. ¿Cuántos Directores de Centros educativos, por ejemplo, no gritan “va de retro…”, cuando oyen mencionar a la AMPA? Y, ¿qué no dirán los gerifaltes de Urbanismo del Excmo. Ayuntamiento de mi amado Motril, cuando sepan que estamos criticando su desgobierno (por el momento sólo haremos mención a eso), tan caótico y chapucero en esta área municipal?
Los políticos se llevan la palma en este asunto, como en otros. Allá por el comienzo de los 80, un querido (a pesar de todo) Alcalde motrileño, convocó en la Biblioteca de la Rambla de Capuchinos unas reuniones, decían ellos (el equipo de Gobierno) que, “para dar explicaciones de políticas municipales”. La realidad era muy distinta: no tenían verdaderos “baluartes políticos” ni personal preparado y experto en las diversas áreas del partido (como ahora tampoco los tienen), y en esas reuniones pretendían captar personas con inquietudes y conocimiento de los temas. La experiencia no les resultó tal como esperaban, ya que en vez de quedar como “listillos” y “salvadores” de Motril, quedaron bastante en evidencia por su inoperancia y desconocimiento de los asuntos. Naturalmente, sólo se convocaron dos reuniones de aquellas. A la tercera, no aparecieron los representantes del Consistorio. “¡Participación Ciudadana, para qué!”. Gritaron. Lo que me recuerda aquella otra de Lenin: “Libertad, para qué”. Y es que, los políticos “al uso” sólo quieren el poder. El poder, para disfrutar del poder. El poder, para tomar decisiones en nuestro nombre, sin contar con nuestra opinión. El poder, para mandar más y más. Para beneficiarse ellos. El poder para poder jugar a “los poderosos”. El poder sobre las cosas... y sobre las personas.
Por ello, queridos amigos, que en las últimas fechas habéis venido ANIMÁNDOME para participar en política, no voy a negaros que participar en el poder es importante, si, para hacer cambiar las cosas. Pero, “…participar por participar…, si hay que participar se participa…, pero participar por participar”. Quiero decir, participar sin cambiar las estructuras… Quitar a unos para ponernos otros…, no resuelve nada. ¿Cuánto tardaríamos en creernos otros “listillos” como aquellos de los 80, o como los de ahora, ignorando la opinión de los ciudadanos y despreciando sus auténticas necesidades? Y, fijaros, amigos: por muy honrados y leales a los ciudadanos que sigan siendo los mejores políticos que podamos imaginar…, las personas vienen y van…, y las Instituciones siguen ahí durante generaciones (eso deseamos). Y, si las estructuras no cambian, no habremos conseguido nada, porque otros vendrán que destrozarán lo que hayamos hecho.
Por eso, la PARTICIPACIÓN CIUDADANA no es tema baladí. No. Es necesario liberar del secuestro al que los políticos la tienen sometida. Fomentar, informar, invitar a los ciudadanos a constituir asociaciones cívicas, culturales, deportivas, sociales, y animarles a conquistar un espacio para dejar oír su voz, en un proyecto de ciudad compartido, participado. Sólo así podremos disfrutarla y amarla de verdad. Sólo así, tendría para mí sentido la política.
F. Antonio Reyes
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