martes, 1 de abril de 2008

“EL CAMINO DE LA MAR”


(Ahora que ya han pasado las elecciones)

Ayer, ¡sí, fue ayer! Era Semana Santa. Yo había escuchado a mis abuelos hablar del “camino de la mar” y se me antojaba un camino exótico, lleno de árboles y cañaverales, lleno de arena y de peces, de olas gigantes y de botes varados; algo en consonancia con mi querido barrio del “Varadero”; si, soy “playero”, como nos llamaban entonces los paisanos de los otros barrios motrileños, ¡y a mucha honra! Aquel día, habíamos subido en “la Alsina” a ver las procesiones del Miércoles Santo: mi querido y recordado padre salía ese año en la de nuestro barrio, la del “Cristo Crucificado”, tan pobre ella, hábito negro, y cuerda llena de nudos a la cintura. Pocas Semanas Santas guardo yo entre mis recuerdos de la infancia, como aquella…, la “calle Catalanes” y la “Plaza de las Palmeras” estaban totalmente a oscuras y en silencio al paso del “Cristo Crucificado”; desistíamos ya de reconocer a mi padre (seguiré llamándole así, y no progenitor), cuando un “capuchón” deslizó suavemente unos caramelos en mi mano. Sentí, que un escalofrío de felicidad recorría mi cuerpo. Era mi padre, por fin.
Al volver, era tarde ya, y no había “Alsinas”, y tampoco dinero para taxis. Alguien dijo: “volveremos andando, por el Camino de la Mar”. ¡…Y, entonces, me di cuenta…, que ese camino…, tan exótico…, que yo escuchara nombrar a mis gentes…, era el camino que unía a Motril con sus playas, con su puerto; y a mis barrios de “La Playa” -“Varadero” y “Santa Adela”-, con el núcleo principal de la ciudad! …Aquella noche lo compartí, entusiasmado, a todo lo largo y ancho, con decenas de “playeros” que volvíamos a pie de la Semana Santa motrileña.
Desde entonces, y a medida que fui creciendo, ese camino ha estado muy ligado a mi vida: andando, en “bici”, en coche o en la “Alsina”… ¡Cuánto placer y cuántos recuerdos! Los motrileños lo conocíamos metro a metro. Los unos para subir al cine, al fútbol, a la “feria”, a la Academia, al mercado…; los otros para bajar a las playas, ...a las fiestas de la “Virgen del Carmen”. “El Michel” lo pasaba corriendo a zancadas cortas, con la camisa arremangada hasta los hombros cada tarde que subía al Coliseo Viñas para ver una película de Steve Reeves. Ningún otro paisaje motrileño nos dibujaba mejor los equinoccios: en la primavera, pintado de amarillo de punta a punta por las flores de las “vinagreras”; y en el otoño, cubierto de charcos grises y de hojas marrones tapizando su suelo.
Pasó el tiempo, y lo que tenía que haberse transformado en un bulevar, en una alameda, en un paseo ajardinado bordeado de zonas residenciales, instalaciones deportivas, modernas cafeterías y restaurantes, entrelazando el núcleo de Motril con sus barrios marineros, con sus playas, con su puerto…: la ceguera, ineptitud y falta de valentía y de independencia de nuestros políticos lo convirtieron en una carretera peligrosa y malcuidada. La falta de limpieza permitió que las malas hierbas arrebataran el espacio a las “vinagreras”. Un día, los “politiquillos”, se decidieron a enlosar un lateral y dotarlo de farolas, y aunque era una verdadera “chapuza” por lo estrecho y desprotegido junto a una carretera sin cuneta y unos accesos peligrosísimos, los motrileños supieron sacarle buen partido. “El Camino de la Mar” se llenó de jóvenes y mayores que desde el alborear hasta la noche bien entrada lo recorrían ávidos de ese paseo que los enlazara con aquel otro de la playa de poniente. El lema “el deporte es vida” se había insertado en la cultura motrileña. “El Michel” ya no estaba para verlo…, pero otros muchos le emulaban ahora cambiando sus “calzones” y mangas arremangadas por modernos chándal y vistosas equipaciones deportivas.
Yo, humildemente, como amante del deporte y de mi Motril, era feliz contemplando ese espectáculo, esperando que a pesar de la “chapuza”, algún día, un Ayuntamiento, más lúcido, comprendería el valor histórico y la importancia vital de ese espacio, y lo convertiría en un hermoso y moderno paseo.
Por desgracia, nada ha sido así. Primero hicieron una obra muy extraña. Después iniciaron otra… Y de pronto, un buen día, todos pudimos comprobar con estupor “la marranada más grande que alguien podía imaginarse”. Aquel histórico “camino de la Mar”, aquel espacio entrañable, poético si queremos, tan de los motrileños desde décadas…, siglos…: ¡había desaparecido!, ¡lo habían destrozado!.
…¡Malditos chapuceros…!, han dejado a Motril sin su futuro bulevar, sin la alameda, sin el hermoso paseo ajardinado que tenía que haberle unido en un futuro inmediato con su puerto, con sus playas… con sus barrios pegados al “rebalaje”. Dicen que políticos ajenos a nuestra ciudad tomaron las decisiones. Esos que hablan tanto de la descentralización y de la autonomía de los pueblos, pero que son sólo “políticos de pesebre”.
…Porque, ¿dónde estaban los que tenían que haberlo impedido?, ¿dónde los que tenían que haberse negado? No se podían haber hecho esos accesos uno o dos kilómetros más allá? ¿No se tenía que haber reconvertido esa zona para que fuera posible compaginar su utilidad y su valor histórico con la imagen de una ciudad moderna y acogedora?
Los motrileños que hemos pasado por allí estamos anonadados, es difícil hacerse a la idea. Algunos atrevidos viandantes cruzan aún por los pasos que más que de peatones parecen de “suicidas”. ¿Acaso no debería tener cárcel pintar esos criminales pasos de peatones en esa zona?
Los motrileños debemos movilizarnos ya, para que cuanto antes se arregle ese desaguisado, esa “paparruchada” que ofende a los motrileños y les ¡ARREBATA PARTE DE SU PASADO..., DE SU PRESENTE..., Y DE SU FUTURO!

1 comentario:

JUANJO E. dijo...

Que razon llevas, Antonio. Si yo te contara como y quien rediseñó, emborronando, no con lapiz de mina sino con boligrafo rojo, el estudio que un ingeniero del Ministerio de Obras Publicas del ministro Ortiz de la UCD le presentó para realizar el cruce de la circunvalacion con el Camino de la mar, te hacias cruces.Pues así, todo. En vez de hacer un autentico, moderno y bonito bulevard que de una vez una Motril con la mar y sus barrios dejan que se instalen a su vera aparcamientos de camiones. Diseñan para salir del paso, no a años vista y luego venga a "pegotear". Ahora la entrada dicen será por las Rambla de las Brujas y ya existen pegada a la actual decenas de construcciones, todas ilegales. Pero aun asi ¿Tu esperas ver eso?. Que desastre.

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NUEVA POESÍA LÍRICA
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Vaga Ilusión

¡Cuando el recuerdo se borre!
Si las sombras han caído
sobre los radiantes tilos,
si al ocaso de las flores
ya no existen los amigos,
si abrazaron tus amores
la oscuridad del olvido:
se quedarán contigo...,
sólo, ¡las ilusiones!

¡Que no se duerma
que tiene frío,
su pena negra,
su voz de niño!

¡Cuando el silencio te ronde!
Si del alba las campanas,
derraman sobre tu almohada,
tañendo lánguidos sones,
la color de la mortaja,
hacia su elevada torre,
como hiedra entre sus ramas:
se marcharán con tu alma...,
sólo, ¡las ilusiones!

¡Sólo, las ilusiones!:

arcoiris de amapolas,
pétalos de caricias,
besos de noche alada,
sueños de mil colores...

¡sólo, las ilusiones!

¡Que no lo llamen
que se ha dormido,
su pelo negro,
su piel de trigo!


Antonio Reyes

El jardín de mis sueños

A su pasión atado,
en el quieto jardín de mis sueños,
dolido y olvidado,
y preso de sus dueños,
¡dejé mi corazón en sus empeños!

¡Qué solo y desdeñado!,
en su sentir, con mi razón reñido;
sediento de cuidado,
de amor incomprendido,
¡cubriendo de tormento el buen sentido!

¡Oh! Píndaro, en sus versos,
qué desigual batalla reflejara;
estando dos inmersos,
mi corazón quedara,
¡entre los rododendros y la jara!

¡Oh mísera razón!,
de su triunfal combate reposaba,
ilesa de pasión;
apenas le inquietaba,
¡el viento que en el álora ululaba!

¡Viento!, viento que va
y que viene airoso y mi alma arroja,
al lugar donde, ya,
mi corazón se abroja,
¡y unas flores alivianan su congoja!

...Risueña, ...candorosa,
sus alas suavemente aleteando...,
¡paloma tan hermosa!,
la sorprendí mirando,
¡y entre las mariposas revolando!

¡Tan tierna enternecida!,
prendía en su nostálgica mirada,
relámpagos de vida,
la dulce madrugada,
¡y el brillo del otoño en la alborada!

Sus ojos de poesía,
colmaban los anhelos de ventura.
Amores me pedía,
¡oh!, cándida criatura,
¡embriagando mi mente de mixtura!

Busqué mi corazón,
donde en sueños quedárase olvidado;
¡oh!, pérfida razón,
ausente de su hado,
¡yacía moribundo y mal hallado!


A. Reyes

SEGUIRIYAS

.
A la orilla “el” río
te fui a buscar,
y vadeando sus revueltas aguas
te quise amar.

A la orilla “el” río
te vine a ver,
y me arrebató su turbia corriente
lo que te amé


No me digas nada,
no vale la pena,
con el corazón, niña, yo sé muy bien,
no hay quien pueda.

Agua revuelta,
clavo y canela,
son los amores, ”maresita e mi alma”,
que me atormentan.

Si tu eres la luna,
yo el mudo reflejo,
que en la noche de San Juan, desnudos,
juntaban sus cuerpos.

Tu me amaste más
y, tal vez, yo menos;
pasando el tiempo, soy yo el que lloro,
al recordar lo nuestro.

El día “e” la Virgen
me crucé contigo,
y el tintineo débil de mis huesos
llegó a su oído.

Yo nada diré,
si tú nada dices,
qué importa a nadie, chiquilla, si tu y yo,
¡ay!, fuimos felices.

Juntito a tu vera
como junco bravo,
yo voy pasito a pasito, ¡mi vía!,
fiel y atolondrado.

Por mirar en tu alma
hasta me hice cura,
para ver temblar, tras las celosías,
tu imagen pura.

Cuál fue el pecado,
cuál la penitencia,
te has confesado, y te he visto llorar
dentro de la iglesia.

¡Ay!, qué buenesita
que eres conmigo,
que estás cansada, niña de mi alma,
y me das abrigo!

No bajes los ojos
ni vuelvas la cara,
cuando en la feria, me ves paseando,
montado en mi jaca.

Se decía mi amigo
y venía a mi puerta,
para quitarme lo que más quería,
viéndola abierta.

Al verte bailando
anoche en la plaza,
un fuego atroz que lo abrasa todo,
prendió mis entrañas.

¡Niña de mi alma!
¡Luz de mis sentidos!
ven que te cante, todas mis penitas,
cerca de tu oído.

¡Que me vuelvo loco,
de tanto mirarte,
y tus ojitos sólo me sonríen
muy de tarde en tarde!



A. Reyes

SOÑÉ

Soñé, que soñaba un día,
que era joven y soñaba
que tus ojos me miraban.
Soñé, que tú me querías.

Soñé que volví a mi infancia,
y que mis padres vivían;
y que dormía en mi casa,
soñando que me querías.

Soñé, que soñaba un día,
que era viejo y no soñaba;
y que la vida pasaba
sin sentir que la vivía.

¡Soñando, soñé contigo!,
y con las cosas queridas,
que perdí por el camino,
y me dejaron su herida.

Soñé, corazón amigo,
que la vida no pasaba.
¡Soñé, que me despertaba,
y que tu estabas conmigo!

F. Antonio Reyes

Retrato del Alma

Ternura escondida,
ojos indecisos,
amor casi dormido
amor ansioso...,
ilusión rota
ilusión que brota...,
recóndito deseo de vivir:
¡eso eres tú!

Mirarte,
es mirarme.
Amarte, es,
amarme.

Ojos tristes
ojos radiosos,
sentires profundos,
sueños ansiosos...:
¡eso soy yo!

Encontrarme
es, saberte.
Vivir, es
¡saber encontrarte!

A.Reyes

Amor de Juventud

Tú eres chiquilla,
la luz del día,
clara alegría,
calor del sol.
¡Que quién soy yo!
¡Yo soy tu amor!

Yo soy la espiga
que crece erguida,
tierra que ansía
tu resplandor.
¡Amor y amor!,
¡somos los dos!


A.R.
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POEMAS DE MI TIERRA
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Recuerdos de la Zafra

(Ahora que es primavera)

-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el humo de las fábricas
pinta la sierra.

-Las muchachas de Osuna
y de Albuñuelas,
ya remiendan sus sayos
de basta tela.

-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el pito de las fábricas
suena que suena.-

“¡Dónde estará mi novio!,
¡quién lo trujera!”
-Ya cantan las mocitas,
ya desesperan.-

El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el ruido de las mondas
surca mi tierra.-

“¡Dónde estará el mocito
que a mí me quiera!”
-¡Qué dura que es la vida
de las monderas!

-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y pasan acarretos
frente a mi puerta.

-"Capataz de la monda
de la Almudena,
¡que este año me caso,
dame faena!"

-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
Los hombres cortan cañas
y ellas las pelan.

-“Aguaor”, dame agua de
fuente “La Higuera”,
agua dulce que calma
a “to”el que espera.

-Dulce como el aire
que hay en mi tierra,
¡cuando llegan las mondas,
…y es primavera!

Antonio Reyes

Atardecer de Mayo en Motril


Aromas de este mar y de la tierra,
el aire claro arrastra en su dulzura:
bañando la fértil, vasta llanura,
de fragancias que el sentido encierra.

A lo lejos, pintado en la sierra…,
el sol radiante, su roja textura…:
herido en melancólica premura,
cual frágil corazón que amando yerra.

¡Qué extraña sensación la que se siente,
a caña y a melaza en las alturas,
entre almendros y un gorrión durmiente!...

De las noches el espejo sonriente,
cómplice del amor y desventuras,
pronto asoma su luz por el oriente.

Antonio Reyes

Noche de Luna

Me gusta una noche de luna
pasear por la orilla del mar,
y escuchar del agua el bramar
silenciosa, sin espuma.

Sentarme después en la arena;
recordar cosas del amor;
y soñar que también mi morena,
estará pensando en los dos.

Me gusta el reflejo plateado,
con tinte amarillo de amistad,
que me sigue por la orilla embrujado.
Me gusta… su clara oscuridad.


Antonio Reyes

Versos de pura añoranza

(No sé distinguir los versos de mi juventud de los de mi madurez. No sé si me emociona más una silva o un soneto de un hombre ya vivido, que la sencilla rima de aquel adolescente que se debatía entre los sentimientos y los sueños en un mundo cuya realidad le resultaba hostil. Estos versos los escribí, allá en mi juventud, cuando tuve que abandonar mi tierra buscando nuevos horizontes, y descubrí que no había para mí gozo fuera de mis gentes cálidas y abiertas del sur como mi tierra misma).

Volveré, volveré a mi tierra,
a las gentes que dejé allí;
volveré al lugar tan amado,
al rincón donde yo nací.

Oiré de nuevo el cantar
de jilgueros al amanecer;
y veré, desde mi ventanal,
luceros al oscurecer.

Y, cuando la luna y su brillo
plateado, iluminen mi tierra
y mi cielo estrellado, oiré
el canto de una guitarra vieja.

Y lloraré por dentro…,
todas las penas mías;
y cantaré por fuera…,
todas mis alegrías.

Antonio Reyes

Mirando al Mar

Por el gris horizonte
azul y blanco,
veo los barcos pasar,
¡oh sueño extraño!

Por el gris horizonte
verde y dorado,
¡tu nombre se me va,
a un mundo raro!

Desde la alta colina,
mirando al mar,
florecillas silvestres,
puedo gozar.

¡Desde la alta colina,
no tornarás;
amores que se alejen,
marchitarán!

Por el gris horizonte
añil y cárdeno,
veo los barcos llegar
de un país lejano.

Por el gris horizonte
naranja claro,
¡quién pudiera besar
tu cuerpo amado!

Desde la alta colina
me esperarás,
tu corazón de nieve
se ablandará.

¡Desde la alta colina,
tú me amarás!,
entre flores silvestres,
¡mirando al mar!


F. Antonio Reyes

Playa de mi soledad

¡Playa de mi soledad!,
donde guardo mis recuerdos:
dentro de blancas espumas,
siempre la vengo a buscar.

¡Agua clara alborotada!,
con tus ricitos de nieve:
dibújame su sonrisa
en tus burbujas de plata.

¡Agua, viento, cielo, playa!:
recuérdame su cabello,
tan negro, de seda suave
y ensortijado de lana.

Playa de mi soledad,
arrúllame entre tus sábanas,
y abrázame el corazón
con tus brazos de cristal.

¡Agua alegre alborozada!,
con tus ricitos de nieve:
¡líbrame de mis saudades!,
en tus burbujas de plata.


F. Antonio Reyes

Estaba la Mar en Calma

Estaba la mar en calma;
el murmullo de las olas;
el cielo, velo infinito...;
y mi corazón a solas.

¡Corazón, de qué estás hecho,
que no escuchas la razón!

Cuando era niño soñaba
que era de un barco patrón,
y por el mar navegaba,
cara al viento, luna y sol.

Cuando era niño soñaba
lo que iba a ser de mayor.

A lo lejos, un velero,
se perdía entre la bruma.
El agua se revestía
una y otra vez de espuma.

El viento, fiel mensajero,
iba y venía trayendo,
brisas, olores, recuerdos,
viejas canciones y sueños.

La orilla se iba tiñendo
de conchas de caracolas,
de nácares de colores...
Y mi corazón a solas.

¡Corazón, de qué estás hecho,
que no escuchas la razón!

¡Cuando era niño soñaba
lo que iba a ser de mayor!



F. Antonio Reyes

U.D. "JUVENTUD"

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POESÍA CONTESTATARÍA

¡Quién cogerá mi mano!

Si ver rayos pudiera,
claros al destellar,
por un sendero abierto,
¡quién me acompañará!

Desde mi oscura luz,
de tristes epitafios,
¡dónde la luz está!

Se me desgarra el alma.
¡Quién me comprenderá!
Qué triste está la noche.
Qué pobre el hombre va.

Yo quise andar senderos,
Que al c
énit van a dar.
Qué claro está el camino.
Qué torpe el caminar.

Desde mi oscura luz,
de tristes epitafios,
me siento despertar.

¡Quién cogerá mi mano!
No vaya a zozobrar.
Qué triste está la noche.
Qué pobre el hombre va.

Entre rayos y truenos,
que nublan mi soñar,
yo busco aquel lucero,
¡que está al alborear!



Antonio Reyes