MOTRIL, ¿VÍCTIMA DEL DESORDEN?
Paseando estos días por Motril; doliéndome Motril como me duele, porque lo amo; me voy a permitir emularme a mí mismo y recordar un viejo artículo que escribí hace bastantes años. Como entonces, aludiré a algunos de los significados que la palabra “orden” tiene en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua: “orden”, igual a “belleza”; “orden”, igual a “cada cosa en su sitio”. Y tengo que preguntarme, como entonces, ¿está siendo Motril víctima del desorden? Y, si la respuesta es afirmativa, ¿Quiénes son los responsables?
Una vez más, tengo que fijarme en el urbanismo, por la importancia que tiene para el diseño de un proyecto de ciudad. Nuestro querido (a pesar de todo), Enrique, culminó una nefasta labor iniciada en la década de los sesenta, construyendo, junto al popular barrio de “Las Angustias”, en “Huerta Carrasco”, unos bloques de viviendas que con la pretendida denominación de “viviendas sociales”, ubicó en ese barrio obrero y campesino de Motril (en donde se divisa el mar desde cualquier punto) un verdadero “gueto”, en el que algunas familias faltas de medios (pobres, pero honrados y dignos) se vieron forzadas a convivir con mafiosos, traficantes y delincuentes venidos, mayoritariamente, de otros lugares de la geografía española. Estos, en ocasiones, desahuciaban a golpe de pistola a las familias humildes, traficando igualmente con las viviendas sin que las autoridades de ningún tipo hicieran nada al respecto. De esta manera, Motril quedaba “cercado” por unos “guetos” con los cuales tendrá que convivir la inevitable expansión urbanística de nuestra ciudad. Estas zonas, aún hoy, como en toda España, están faltas de una política educativa- preventiva, de una política de reinserción social-laboral y de una política de seguridad ciudadana verdaderamente eficaces, que garantice un futuro más halagüeño para ellos y para el resto de los motrileños, porque no olvidemos que los problemas de la marginalidad acaban afectándonos a todos, de una manera o de otra.
La indolencia política de quienes nos han gobernado durante las últimas décadas ha sido causante, igualmente, de otros desórdenes espectaculares. Véase, si no, el asunto de los famosos accesos a las carreteras y autovías (mejor tendría que haber dicho fantasma-vías). El “kilómetro uno” y “el candelón” eran nuestros dos únicos accesos: a pesar de la situación caótica del primero; y de las características del segundo, más propias de un paraje histórico que de un acceso rodado del siglo XXI.
Pues bien, para terminar de arreglarlo, viene el Ministerio de Fomento y, con la complicidad del Ayuntamiento, destroza el “Camino de la Mar” para convertirlo en un acceso a la carretera general que alivie la situación caótica de los anteriores, y sobre todo, dándole al Puerto una conexión con estas, ya que parece ser que los accesos a la “autovía soñada” van para largo una vez más. Esta actuación, y otras, provocan un desorden difícil de arreglar, ya que hipotecan nuestros espacios naturales, que son lo mejor que tenemos. O si no, ¿cómo ha quedado ese paisaje motrileño? No nos cansaremos de repetir que el “Camino de la Mar” tenía y tiene que ser un bulevar, un paseo ajardinado, una calle más de Motril que una las Explanadas y el Cerro de la Virgen con el puerto y las playas.
No te quedas sola, tierra de mi alma, que prestos todos van los motrileños, alzados en armas.
jueves, 18 de diciembre de 2008
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NUEVA POESÍA LÍRICA
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NUEVA POESÍA LÍRICA
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Vaga Ilusión
¡Cuando el recuerdo se borre!
Si las sombras han caído
sobre los radiantes tilos,
si al ocaso de las flores
ya no existen los amigos,
si abrazaron tus amores
la oscuridad del olvido:
se quedarán contigo...,
sólo, ¡las ilusiones!
¡Que no se duerma
que tiene frío,
su pena negra,
su voz de niño!
¡Cuando el silencio te ronde!
Si del alba las campanas,
derraman sobre tu almohada,
tañendo lánguidos sones,
la color de la mortaja,
hacia su elevada torre,
como hiedra entre sus ramas:
se marcharán con tu alma...,
sólo, ¡las ilusiones!
¡Sólo, las ilusiones!:
arcoiris de amapolas,
pétalos de caricias,
besos de noche alada,
sueños de mil colores...
¡sólo, las ilusiones!
¡Que no lo llamen
que se ha dormido,
su pelo negro,
su piel de trigo!
Antonio Reyes
Si las sombras han caído
sobre los radiantes tilos,
si al ocaso de las flores
ya no existen los amigos,
si abrazaron tus amores
la oscuridad del olvido:
se quedarán contigo...,
sólo, ¡las ilusiones!
¡Que no se duerma
que tiene frío,
su pena negra,
su voz de niño!
¡Cuando el silencio te ronde!
Si del alba las campanas,
derraman sobre tu almohada,
tañendo lánguidos sones,
la color de la mortaja,
hacia su elevada torre,
como hiedra entre sus ramas:
se marcharán con tu alma...,
sólo, ¡las ilusiones!
¡Sólo, las ilusiones!:
arcoiris de amapolas,
pétalos de caricias,
besos de noche alada,
sueños de mil colores...
¡sólo, las ilusiones!
¡Que no lo llamen
que se ha dormido,
su pelo negro,
su piel de trigo!
Antonio Reyes
El jardín de mis sueños
A su pasión atado,
en el quieto jardín de mis sueños,
dolido y olvidado,
y preso de sus dueños,
¡dejé mi corazón en sus empeños!
¡Qué solo y desdeñado!,
en su sentir, con mi razón reñido;
sediento de cuidado,
de amor incomprendido,
¡cubriendo de tormento el buen sentido!
¡Oh! Píndaro, en sus versos,
qué desigual batalla reflejara;
estando dos inmersos,
mi corazón quedara,
¡entre los rododendros y la jara!
¡Oh mísera razón!,
de su triunfal combate reposaba,
ilesa de pasión;
apenas le inquietaba,
¡el viento que en el álora ululaba!
¡Viento!, viento que va
y que viene airoso y mi alma arroja,
al lugar donde, ya,
mi corazón se abroja,
¡y unas flores alivianan su congoja!
...Risueña, ...candorosa,
sus alas suavemente aleteando...,
¡paloma tan hermosa!,
la sorprendí mirando,
¡y entre las mariposas revolando!
¡Tan tierna enternecida!,
prendía en su nostálgica mirada,
relámpagos de vida,
la dulce madrugada,
¡y el brillo del otoño en la alborada!
Sus ojos de poesía,
colmaban los anhelos de ventura.
Amores me pedía,
¡oh!, cándida criatura,
¡embriagando mi mente de mixtura!
Busqué mi corazón,
donde en sueños quedárase olvidado;
¡oh!, pérfida razón,
ausente de su hado,
¡yacía moribundo y mal hallado!
A. Reyes
en el quieto jardín de mis sueños,
dolido y olvidado,
y preso de sus dueños,
¡dejé mi corazón en sus empeños!
¡Qué solo y desdeñado!,
en su sentir, con mi razón reñido;
sediento de cuidado,
de amor incomprendido,
¡cubriendo de tormento el buen sentido!
¡Oh! Píndaro, en sus versos,
qué desigual batalla reflejara;
estando dos inmersos,
mi corazón quedara,
¡entre los rododendros y la jara!
¡Oh mísera razón!,
de su triunfal combate reposaba,
ilesa de pasión;
apenas le inquietaba,
¡el viento que en el álora ululaba!
¡Viento!, viento que va
y que viene airoso y mi alma arroja,
al lugar donde, ya,
mi corazón se abroja,
¡y unas flores alivianan su congoja!
...Risueña, ...candorosa,
sus alas suavemente aleteando...,
¡paloma tan hermosa!,
la sorprendí mirando,
¡y entre las mariposas revolando!
¡Tan tierna enternecida!,
prendía en su nostálgica mirada,
relámpagos de vida,
la dulce madrugada,
¡y el brillo del otoño en la alborada!
Sus ojos de poesía,
colmaban los anhelos de ventura.
Amores me pedía,
¡oh!, cándida criatura,
¡embriagando mi mente de mixtura!
Busqué mi corazón,
donde en sueños quedárase olvidado;
¡oh!, pérfida razón,
ausente de su hado,
¡yacía moribundo y mal hallado!
A. Reyes
SEGUIRIYAS
.
A la orilla “el” río
te fui a buscar,
y vadeando sus revueltas aguas
te quise amar.
A la orilla “el” río
te vine a ver,
y me arrebató su turbia corriente
lo que te amé
No me digas nada,
no vale la pena,
con el corazón, niña, yo sé muy bien,
no hay quien pueda.
Agua revuelta,
clavo y canela,
son los amores, ”maresita e mi alma”,
que me atormentan.
Si tu eres la luna,
yo el mudo reflejo,
que en la noche de San Juan, desnudos,
juntaban sus cuerpos.
Tu me amaste más
y, tal vez, yo menos;
pasando el tiempo, soy yo el que lloro,
al recordar lo nuestro.
El día “e” la Virgen
me crucé contigo,
y el tintineo débil de mis huesos
llegó a su oído.
Yo nada diré,
si tú nada dices,
qué importa a nadie, chiquilla, si tu y yo,
¡ay!, fuimos felices.
Juntito a tu vera
como junco bravo,
yo voy pasito a pasito, ¡mi vía!,
fiel y atolondrado.
Por mirar en tu alma
hasta me hice cura,
para ver temblar, tras las celosías,
tu imagen pura.
Cuál fue el pecado,
cuál la penitencia,
te has confesado, y te he visto llorar
dentro de la iglesia.
¡Ay!, qué buenesita
que eres conmigo,
que estás cansada, niña de mi alma,
y me das abrigo!
No bajes los ojos
ni vuelvas la cara,
cuando en la feria, me ves paseando,
montado en mi jaca.
Se decía mi amigo
y venía a mi puerta,
para quitarme lo que más quería,
viéndola abierta.
Al verte bailando
anoche en la plaza,
un fuego atroz que lo abrasa todo,
prendió mis entrañas.
¡Niña de mi alma!
¡Luz de mis sentidos!
ven que te cante, todas mis penitas,
cerca de tu oído.
¡Que me vuelvo loco,
de tanto mirarte,
y tus ojitos sólo me sonríen
muy de tarde en tarde!
A. Reyes
A la orilla “el” río
te fui a buscar,
y vadeando sus revueltas aguas
te quise amar.
A la orilla “el” río
te vine a ver,
y me arrebató su turbia corriente
lo que te amé
No me digas nada,
no vale la pena,
con el corazón, niña, yo sé muy bien,
no hay quien pueda.
Agua revuelta,
clavo y canela,
son los amores, ”maresita e mi alma”,
que me atormentan.
Si tu eres la luna,
yo el mudo reflejo,
que en la noche de San Juan, desnudos,
juntaban sus cuerpos.
Tu me amaste más
y, tal vez, yo menos;
pasando el tiempo, soy yo el que lloro,
al recordar lo nuestro.
El día “e” la Virgen
me crucé contigo,
y el tintineo débil de mis huesos
llegó a su oído.
Yo nada diré,
si tú nada dices,
qué importa a nadie, chiquilla, si tu y yo,
¡ay!, fuimos felices.
Juntito a tu vera
como junco bravo,
yo voy pasito a pasito, ¡mi vía!,
fiel y atolondrado.
Por mirar en tu alma
hasta me hice cura,
para ver temblar, tras las celosías,
tu imagen pura.
Cuál fue el pecado,
cuál la penitencia,
te has confesado, y te he visto llorar
dentro de la iglesia.
¡Ay!, qué buenesita
que eres conmigo,
que estás cansada, niña de mi alma,
y me das abrigo!
No bajes los ojos
ni vuelvas la cara,
cuando en la feria, me ves paseando,
montado en mi jaca.
Se decía mi amigo
y venía a mi puerta,
para quitarme lo que más quería,
viéndola abierta.
Al verte bailando
anoche en la plaza,
un fuego atroz que lo abrasa todo,
prendió mis entrañas.
¡Niña de mi alma!
¡Luz de mis sentidos!
ven que te cante, todas mis penitas,
cerca de tu oído.
¡Que me vuelvo loco,
de tanto mirarte,
y tus ojitos sólo me sonríen
muy de tarde en tarde!
A. Reyes
SOÑÉ
Soñé, que soñaba un día,
que era joven y soñaba
que tus ojos me miraban.
Soñé, que tú me querías.
Soñé que volví a mi infancia,
y que mis padres vivían;
y que dormía en mi casa,
soñando que me querías.
Soñé, que soñaba un día,
que era viejo y no soñaba;
y que la vida pasaba
sin sentir que la vivía.
¡Soñando, soñé contigo!,
y con las cosas queridas,
que perdí por el camino,
y me dejaron su herida.
Soñé, corazón amigo,
que la vida no pasaba.
¡Soñé, que me despertaba,
y que tu estabas conmigo!
F. Antonio Reyes
que era joven y soñaba
que tus ojos me miraban.
Soñé, que tú me querías.
Soñé que volví a mi infancia,
y que mis padres vivían;
y que dormía en mi casa,
soñando que me querías.
Soñé, que soñaba un día,
que era viejo y no soñaba;
y que la vida pasaba
sin sentir que la vivía.
¡Soñando, soñé contigo!,
y con las cosas queridas,
que perdí por el camino,
y me dejaron su herida.
Soñé, corazón amigo,
que la vida no pasaba.
¡Soñé, que me despertaba,
y que tu estabas conmigo!
F. Antonio Reyes
Retrato del Alma
Ternura escondida,
ojos indecisos,
amor casi dormido
amor ansioso...,
ilusión rota
ilusión que brota...,
recóndito deseo de vivir:
¡eso eres tú!
Mirarte,
es mirarme.
Amarte, es,
amarme.
Ojos tristes
ojos radiosos,
sentires profundos,
sueños ansiosos...:
¡eso soy yo!
Encontrarme
es, saberte.
Vivir, es
¡saber encontrarte!
A.Reyes
ojos indecisos,
amor casi dormido
amor ansioso...,
ilusión rota
ilusión que brota...,
recóndito deseo de vivir:
¡eso eres tú!
Mirarte,
es mirarme.
Amarte, es,
amarme.
Ojos tristes
ojos radiosos,
sentires profundos,
sueños ansiosos...:
¡eso soy yo!
Encontrarme
es, saberte.
Vivir, es
¡saber encontrarte!
A.Reyes
Amor de Juventud
Tú eres chiquilla,
la luz del día,
clara alegría,
calor del sol.
¡Que quién soy yo!
¡Yo soy tu amor!
Yo soy la espiga
que crece erguida,
tierra que ansía
tu resplandor.
¡Amor y amor!,
¡somos los dos!
A.R.
la luz del día,
clara alegría,
calor del sol.
¡Que quién soy yo!
¡Yo soy tu amor!
Yo soy la espiga
que crece erguida,
tierra que ansía
tu resplandor.
¡Amor y amor!,
¡somos los dos!
A.R.
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POEMAS DE MI TIERRA
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POEMAS DE MI TIERRA
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Recuerdos de la Zafra
(Ahora que es primavera)
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el humo de las fábricas
pinta la sierra.
-Las muchachas de Osuna
y de Albuñuelas,
ya remiendan sus sayos
de basta tela.
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el pito de las fábricas
suena que suena.-
“¡Dónde estará mi novio!,
¡quién lo trujera!”
-Ya cantan las mocitas,
ya desesperan.-
El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el ruido de las mondas
surca mi tierra.-
“¡Dónde estará el mocito
que a mí me quiera!”
-¡Qué dura que es la vida
de las monderas!
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y pasan acarretos
frente a mi puerta.
-"Capataz de la monda
de la Almudena,
¡que este año me caso,
dame faena!"
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
Los hombres cortan cañas
y ellas las pelan.
-“Aguaor”, dame agua de
fuente “La Higuera”,
agua dulce que calma
a “to”el que espera.
-Dulce como el aire
que hay en mi tierra,
¡cuando llegan las mondas,
…y es primavera!
Antonio Reyes
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el humo de las fábricas
pinta la sierra.
-Las muchachas de Osuna
y de Albuñuelas,
ya remiendan sus sayos
de basta tela.
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el pito de las fábricas
suena que suena.-
“¡Dónde estará mi novio!,
¡quién lo trujera!”
-Ya cantan las mocitas,
ya desesperan.-
El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y el ruido de las mondas
surca mi tierra.-
“¡Dónde estará el mocito
que a mí me quiera!”
-¡Qué dura que es la vida
de las monderas!
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
y pasan acarretos
frente a mi puerta.
-"Capataz de la monda
de la Almudena,
¡que este año me caso,
dame faena!"
-El aire huele a dulce,
ya es primavera,
Los hombres cortan cañas
y ellas las pelan.
-“Aguaor”, dame agua de
fuente “La Higuera”,
agua dulce que calma
a “to”el que espera.
-Dulce como el aire
que hay en mi tierra,
¡cuando llegan las mondas,
…y es primavera!
Antonio Reyes
Atardecer de Mayo en Motril
Aromas de este mar y de la tierra,
el aire claro arrastra en su dulzura:
bañando la fértil, vasta llanura,
de fragancias que el sentido encierra.
A lo lejos, pintado en la sierra…,
el sol radiante, su roja textura…:
herido en melancólica premura,
cual frágil corazón que amando yerra.
¡Qué extraña sensación la que se siente,
a caña y a melaza en las alturas,
entre almendros y un gorrión durmiente!...
De las noches el espejo sonriente,
cómplice del amor y desventuras,
pronto asoma su luz por el oriente.
Antonio Reyes
Noche de Luna
Me gusta una noche de luna
pasear por la orilla del mar,
y escuchar del agua el bramar
silenciosa, sin espuma.
Sentarme después en la arena;
recordar cosas del amor;
y soñar que también mi morena,
estará pensando en los dos.
Me gusta el reflejo plateado,
con tinte amarillo de amistad,
que me sigue por la orilla embrujado.
Me gusta… su clara oscuridad.
Antonio Reyes
pasear por la orilla del mar,
y escuchar del agua el bramar
silenciosa, sin espuma.
Sentarme después en la arena;
recordar cosas del amor;
y soñar que también mi morena,
estará pensando en los dos.
Me gusta el reflejo plateado,
con tinte amarillo de amistad,
que me sigue por la orilla embrujado.
Me gusta… su clara oscuridad.
Antonio Reyes
Versos de pura añoranza
(No sé distinguir los versos de mi juventud de los de mi madurez. No sé si me emociona más una silva o un soneto de un hombre ya vivido, que la sencilla rima de aquel adolescente que se debatía entre los sentimientos y los sueños en un mundo cuya realidad le resultaba hostil. Estos versos los escribí, allá en mi juventud, cuando tuve que abandonar mi tierra buscando nuevos horizontes, y descubrí que no había para mí gozo fuera de mis gentes cálidas y abiertas del sur como mi tierra misma).
Volveré, volveré a mi tierra,
a las gentes que dejé allí;
volveré al lugar tan amado,
al rincón donde yo nací.
Oiré de nuevo el cantar
de jilgueros al amanecer;
y veré, desde mi ventanal,
luceros al oscurecer.
Y, cuando la luna y su brillo
plateado, iluminen mi tierra
y mi cielo estrellado, oiré
el canto de una guitarra vieja.
Y lloraré por dentro…,
todas las penas mías;
y cantaré por fuera…,
todas mis alegrías.
Antonio Reyes
Volveré, volveré a mi tierra,
a las gentes que dejé allí;
volveré al lugar tan amado,
al rincón donde yo nací.
Oiré de nuevo el cantar
de jilgueros al amanecer;
y veré, desde mi ventanal,
luceros al oscurecer.
Y, cuando la luna y su brillo
plateado, iluminen mi tierra
y mi cielo estrellado, oiré
el canto de una guitarra vieja.
Y lloraré por dentro…,
todas las penas mías;
y cantaré por fuera…,
todas mis alegrías.
Antonio Reyes
Mirando al Mar
Por el gris horizonte
azul y blanco,
veo los barcos pasar,
¡oh sueño extraño!
Por el gris horizonte
verde y dorado,
¡tu nombre se me va,
a un mundo raro!
Desde la alta colina,
mirando al mar,
florecillas silvestres,
puedo gozar.
¡Desde la alta colina,
no tornarás;
amores que se alejen,
marchitarán!
Por el gris horizonte
añil y cárdeno,
veo los barcos llegar
de un país lejano.
Por el gris horizonte
naranja claro,
¡quién pudiera besar
tu cuerpo amado!
Desde la alta colina
me esperarás,
tu corazón de nieve
se ablandará.
¡Desde la alta colina,
tú me amarás!,
entre flores silvestres,
¡mirando al mar!
F. Antonio Reyes
azul y blanco,
veo los barcos pasar,
¡oh sueño extraño!
Por el gris horizonte
verde y dorado,
¡tu nombre se me va,
a un mundo raro!
Desde la alta colina,
mirando al mar,
florecillas silvestres,
puedo gozar.
¡Desde la alta colina,
no tornarás;
amores que se alejen,
marchitarán!
Por el gris horizonte
añil y cárdeno,
veo los barcos llegar
de un país lejano.
Por el gris horizonte
naranja claro,
¡quién pudiera besar
tu cuerpo amado!
Desde la alta colina
me esperarás,
tu corazón de nieve
se ablandará.
¡Desde la alta colina,
tú me amarás!,
entre flores silvestres,
¡mirando al mar!
F. Antonio Reyes
Playa de mi soledad
¡Playa de mi soledad!,
donde guardo mis recuerdos:
dentro de blancas espumas,
siempre la vengo a buscar.
¡Agua clara alborotada!,
con tus ricitos de nieve:
dibújame su sonrisa
en tus burbujas de plata.
¡Agua, viento, cielo, playa!:
recuérdame su cabello,
tan negro, de seda suave
y ensortijado de lana.
Playa de mi soledad,
arrúllame entre tus sábanas,
y abrázame el corazón
con tus brazos de cristal.
¡Agua alegre alborozada!,
con tus ricitos de nieve:
¡líbrame de mis saudades!,
en tus burbujas de plata.
F. Antonio Reyes
donde guardo mis recuerdos:
dentro de blancas espumas,
siempre la vengo a buscar.
¡Agua clara alborotada!,
con tus ricitos de nieve:
dibújame su sonrisa
en tus burbujas de plata.
¡Agua, viento, cielo, playa!:
recuérdame su cabello,
tan negro, de seda suave
y ensortijado de lana.
Playa de mi soledad,
arrúllame entre tus sábanas,
y abrázame el corazón
con tus brazos de cristal.
¡Agua alegre alborozada!,
con tus ricitos de nieve:
¡líbrame de mis saudades!,
en tus burbujas de plata.
F. Antonio Reyes
Estaba la Mar en Calma
Estaba la mar en calma;
el murmullo de las olas;
el cielo, velo infinito...;
y mi corazón a solas.
¡Corazón, de qué estás hecho,
que no escuchas la razón!
Cuando era niño soñaba
que era de un barco patrón,
y por el mar navegaba,
cara al viento, luna y sol.
Cuando era niño soñaba
lo que iba a ser de mayor.
A lo lejos, un velero,
se perdía entre la bruma.
El agua se revestía
una y otra vez de espuma.
El viento, fiel mensajero,
iba y venía trayendo,
brisas, olores, recuerdos,
viejas canciones y sueños.
La orilla se iba tiñendo
de conchas de caracolas,
de nácares de colores...
Y mi corazón a solas.
¡Corazón, de qué estás hecho,
que no escuchas la razón!
¡Cuando era niño soñaba
lo que iba a ser de mayor!
F. Antonio Reyes
el murmullo de las olas;
el cielo, velo infinito...;
y mi corazón a solas.
¡Corazón, de qué estás hecho,
que no escuchas la razón!
Cuando era niño soñaba
que era de un barco patrón,
y por el mar navegaba,
cara al viento, luna y sol.
Cuando era niño soñaba
lo que iba a ser de mayor.
A lo lejos, un velero,
se perdía entre la bruma.
El agua se revestía
una y otra vez de espuma.
El viento, fiel mensajero,
iba y venía trayendo,
brisas, olores, recuerdos,
viejas canciones y sueños.
La orilla se iba tiñendo
de conchas de caracolas,
de nácares de colores...
Y mi corazón a solas.
¡Corazón, de qué estás hecho,
que no escuchas la razón!
¡Cuando era niño soñaba
lo que iba a ser de mayor!
F. Antonio Reyes
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POESÍA CONTESTATARÍA
¡Quién cogerá mi mano!
Si ver rayos pudiera,
claros al destellar,
por un sendero abierto,
¡quién me acompañará!
Desde mi oscura luz,
de tristes epitafios,
¡dónde la luz está!
Se me desgarra el alma.
¡Quién me comprenderá!
Qué triste está la noche.
Qué pobre el hombre va.
Yo quise andar senderos,
Que al cénit van a dar.
Qué claro está el camino.
Qué torpe el caminar.
Desde mi oscura luz,
de tristes epitafios,
me siento despertar.
¡Quién cogerá mi mano!
No vaya a zozobrar.
Qué triste está la noche.
Qué pobre el hombre va.
Entre rayos y truenos,
que nublan mi soñar,
yo busco aquel lucero,
¡que está al alborear!
Antonio Reyes
claros al destellar,
por un sendero abierto,
¡quién me acompañará!
Desde mi oscura luz,
de tristes epitafios,
¡dónde la luz está!
Se me desgarra el alma.
¡Quién me comprenderá!
Qué triste está la noche.
Qué pobre el hombre va.
Yo quise andar senderos,
Que al cénit van a dar.
Qué claro está el camino.
Qué torpe el caminar.
Desde mi oscura luz,
de tristes epitafios,
me siento despertar.
¡Quién cogerá mi mano!
No vaya a zozobrar.
Qué triste está la noche.
Qué pobre el hombre va.
Entre rayos y truenos,
que nublan mi soñar,
yo busco aquel lucero,
¡que está al alborear!
Antonio Reyes